Friday, June 08, 2007

Un Irak mejor cuatro años después

Es hora de hacer balance cuatro años después de la guerra de Irak. Y el balance es sin duda positivo. Es cierto que la inestabilidad social no se ha frenado y que no se han encontrado las armas de destrucción masiva, pero el dictador ha muerto.

El pasado 31 de diciembre Sadam Hussein murió en la horca y han compartido un destino similar algunos de sus máximos colaboradores en una dictadura del terror y del horror que llevó a la muerte a 182 mil kurdos.

Después de un juicio sin precedentes por genocidio a Hussein y a seis de sus colaboradores, finalmente la justicia se ha impuesto y podemos afirmar sin rubor que la guerra ha merecido la pena.

Pero no sólo ha merecido la pena porque se ha acabado con la vida de un tirano genocida, sino que además el mundo respira más tranquilo sin la amenaza constante del radicalismo islámico.

La presencia de las tropas norteamericanas en Irak actúa de freno en la expansión de la violencia más allá de los límites del país y, aunque ha habido alguna que otra amenaza, consumada o no, de ataques en el extranjero, lo cierto es que desde que las tropas internacionales están allí la sensación de amenaza ha disminuido notablemente.

España no puede sentirse orgullosa por haber dejado pasar la oportunidad de hacer algo realmente loable en Irak al haber retirado las tropas tras una decisión populista que respondía a una promesa electoral. No hay que olvidar la ayuda que ofreció el gobierno de Bush al de Aznar en la lucha antiterrorista y que llevó a ETA y a la lista de terroristas de Estados Unidos.